Desde las pinturas rupestres hasta las creaciones puramente digitales, el arte ha ido evolucionando y marcándonos como sociedad y como individuos.
El arte es expresión y es que de pequeño he realizado clases y talleres de pintura y no recuerdo una etapa académica donde mis libretas no estuvieran llenas de dibujos; pero como todos nosotros he seguido evolucionando y lo real cada vez me atrae menos y la abstracción me define más: un mundo sin reglas, pura emoción, donde no existen los errores y su esencia no sigue lo que la sociedad quiere sino lo que uno anhela.
Lo mismo me pasa con la fotografía, tengo gran cantidad de imágenes de calidad en mi álbum, siempre me han dicho que tengo talento para ello, me gusta sacar la cámara y «capturar» momentos y admiro una buena fotografía pero difícilmente puede despertar algo en mí si esta no se aleja de la realidad y me inspira a sentir.
Y puesto que además actualmente existen ya I.A. «creativas» capaces de hacer todo lo que imagines, me he refugiado en un rincón el cual la tecnología nunca podrá alcanzar: mi propia imaginación creativa.